lunes, 27 de noviembre de 2006

SOMOS TESTIGOS DE SU EXPRESIÓN


PAULA VELIZ ROMERO
Practicante Pedagogía en Artes Plástica
Faculta de Arte, Universidad de Playa Ancha.
La pintura siempre ha sido considerada como un lenguaje, lenguaje de formas y colores, que en conjunto forman una composición. Esta composición nace desde la subjetividad del artista, desde sus sueños, ideas y por supuesto desde su imaginación. Es a partir de estas condicionantes que el artista crea su propio mundo en la tela, un mundo donde no hay restricciones de conceptos preestablecidos, sino que es al arbitrio de él los colores o formas que darán vida a su obra, olvidando por un instante la realidad en la que vive. Pero qué es la realidad mas que un supuesto en que está todo ordenado de tal forma, en que muchas veces nos cuesta entender aquellas cosas que se escapan de la normativa de dicha realidad, cosas que no estamos acostumbrados a lidiar con ellas, instancias en que tenemos que olvidarnos de nuestras propias experiencias para así poder entender situaciones fuera de lo común, pero que sin embargo son de total cotidianeidad para otros. Es con este cambio de realidad que me he encontrado en el taller de pintura de niños discapacitados con distintas patologías, que van desde síndrome de Down, hasta problemas de lenguaje. Cambio que un principio me hizo cuestionar si es que iba a ser capaz de sobrellevar o no a este grupo de alumnos, tomando en cuenta que no tenía las herramientas necesarias para enfrentarlos, ya que como profesora en práctica de la carrera de Pedagogía en Artes Plásticas, nunca me había afrontado a una situación similar. Pero sin embargo, al transcurrir las clases, me he dado cuenta de cuan poco sabemos de estos niños, de sus capacidades, que aunque sean distintas a las nuestras no dejan de ser interesantes y notables, ya que ellos al no tener la palabra como medio de expresión, canalizan sus energías a través de otros medios, que en este caso en particular ha sido la pintura.

El resultado de este taller de pintura ha sido una experiencia totalmente nueva para todos los involucrados en él, tanto monitores, apoderados, como profesores, que juntos hemos sido testigos de cuan capaces son de expresarse estos niños por medio de tres simples elementos: pincel, tela y pintura.

Creo que estas instancias de integración en las que compartimos con personas distintas a nosotros, nos hacen conocer otras realidades, a las que muchas veces rechazamos por los prejuicios con los cuales crecemos, prejuicios que no nos dejan ver la verdadera realidad, que es la de la diversidad y la tolerancia.

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